Mi perra Misty, a quién dedico este blog, murió el domingo 21 de marzo del 2010, a los 9 años 10 meses; y con ella se llevó una parte de mí.
No sé qué pasó, qué fue lo que se llevó a mi compañera tan rápido y tan de repente, pero solo me basta decir que a pesar de que su ausencia me duele en el alma, me consuela saber que ya no sufre.
La extraño muchísimo, y todavía no me acostumbro al hecho de que ya no esté aquí (al menos físicamente). Después de casi 10 años con ella, es muy díficil acostumbrarme a esto. A pesar de que ha pasado ya una semana, parte de mí todavía espera verla cuando llego a mi casa o cuando me despierto, todavía tengo esa voz programada que me dice que "Misty tiene sed, tiene hambre, tiene ganas de salir, ve y haz lo que necesite para que esté contenta"
Sí, me duele mucho, pero también me quedan un montón de buenos recuerdos a su lado, y me queda su amor. Yo sé que el tiempo que vivió, lo pasó muy bien, yo sé que Misty fue feliz y que sabía que tenía una familia que la consideraba (que la considera) uno de los suyos. Aunque sé que para mucha gente no tiene sentido, sé que ella nos quiso tanto como nosotros a ella.
Me queda una paz enorme de saber que no fallé en mi propósito de darle a Misty la mejor vida posible. Pasó tiempos buenos, malos y regulares a nuestro lado, pero sé que tuvo una gran vida. Y sé que aunque físicamente ya no está aquí, parte de ella se queda con nosotros. Y siempre, siempre me van a quedar sus recuerdos.
No me queda más que despedirme de tí, Misty, diciendote adios y gracias por todo- por los recuerdos y el amor y por haber sido el mejor perro del mundo. Te llevas parte de mi alma y mi corazón, pero a cambio me dejas tu luz y tu amor. Descansa, que ya iremos de paseo otra vez algún día. Nos vemos Rusca, te quiero mucho!
Misty (c. mayo 2000-21 de marzo de 2010). Gracias por todo! Te quiero muchísimo!
